viernes, 28 de julio de 2017


Las manos ajenas que palabras salen hacia afuera rebotan adentro mueren. Un cementerio de tensiones de relojes mandibuleantes en tictac de vómitos de ideas de un cuerpo débil. Viscocidad que duerme en mis paredes de mi habitación en el ojo de la tormenta del rabillo que vio la negrura que me come que me castiga me castigo en negros en negruga castigante fatigante. Pesadez del péndulo que más rápido rpms en sintonía con revoluciones sin banderas que giran cómo mi cabeza pinchada en el globo del abismo que pincha y tortura. Virulencia de los viruses que nadan en el piso en la piscina de mis neuronas que se pudren en bilis blanca que salen de mi boca excretando en el suelo deseos. Arbustos con rosas pinches que maceran mis dedos los caballos tiran el suplicio sin voces con caretas. Las maderas de mi muerte en el piso arman un estrado donde me juzgan mis oídos mi cabeza sentencia mi espalda se dobla en el verdugo espadoso la lámina filosa el gris la cortadura el gris filocortante las piedras que caen que llueven. El granizo de encéfalograma el negativo de mi reflejo en piedra caliza el susurro de las voces de mi niñez impotencia en frustraciones pequeñas hormigas con pies de fuego caminan con martillos me entierran en su nido de buitres que vuelafluyenvuelan círculos de mi corona espinosa mi corona maderosa mi madera de muerte. Pastometálico avanza en navajas estómago sin lugar escapando por mis uñas derretido en metralleta en el piso vacío de la tierra árida polvo quemante polvo de mi desgaste erosionado en el borde de las olas que se burlan de mi blancura caen en puntos negros algas que azules con vida collares de mi ansiedad estupefacta. Las paredes de la habitación del mundo se cierran y corren hacia mí se cierran en ritmos fulgurantes de mandibulas dientes que crepitan se chocan en líquidos negros en petróleo seco en vibraciones de huesos roídos por ratas de mis venas alcantarillas de sangre podrida borbotones de larvas hirviendo en cueros en la punta de mi lengua asquerosa arcadas de lengua de estómago de niveles edificios en la soledad la basura se junta barren las bolsas rotas en un camión que zigzaguea el embotellamiento tira la basura el ceamse no tiene lugar cae por el tubo de mis recovecos sin luz el eco de las barras de metal el motor sin combustible chirría las bujías en la clavija del cemento me rompe la clavícula en partes desiguales polvo de hadas que aspiran cortan con la mierda que la cadena de montaje eyecta por mis orejas me chorrean de melaza que congelan con su varita berrugosa piel rugosa.

jueves, 20 de julio de 2017

la energía que fluye
sin barreras
sin patrón
molecular
física corpórea
inverosímil
mis ojos ven verde
mis manos perciben suave
en el cielo azul
con estrellas blancas
la perfección se delata
cómo una bóveda de pasado
estático y formal
los tentáculos y los lazos
de materia inexplicable
viajan siempre en el mismo espacio
punto suceso
sin números
con magia irracional
funcionamiento armónico aparente
de debilidad
demuestra su límite
de caducidad inmediata
e infinitud sempiterna
formulación de libros
demasiado osados
para entender
el realismo de la realidad

sábado, 15 de julio de 2017

En cada sendero del jardín encuentran la puerta de la oficina con la voz del jefe llamando desde adentro acostado sobre un reloj gigante. Habla al unísono con el giro de las manivelas, que resuena en las paredes blancas y en las baldosas grises. Cada tanto, fuera de sí, casi en trance, abre la boca grande. Adentro hay una hoguera donde trabajan sombras y sale un sonido horrible de una voz metálica enronquecida por el humo de carbón mal quemado PLATAAAAAAAA. Palas golpean de fondo, celebran el grito de la voluntad. El jefe tiene auriculares. El volumen es tan alto que se escucha un cuchicheo gutural. Levanta un dedo y las voces estallan en gritos impersonales. No vociferan enojados, ni tristes, ni emocionados, solo levantan la voz y aumentan el ritmo hasta que el jefe aspira para adentro las lágrimas. Antes de que el recién llegado lo vea llorar toca un botón que no parecía estar ahí, casi en el centro del reloj. Abrió una puerta de donde sale una luz blanca, blanquísima. Salen sonidos de microondas, de lavavajillas, de cafetera. Sinfonía que atrapa, que llama, flauta dulce de Hammelin, flauta dulce algorítmica. Dan ganas de morder cables, de imprimir el peso de la mandíbula ansiosa en una pantalla líquida. Una vez adentro la puerta se cierra y la luz se condensa. Las paredes están hechas de MILES DE RELOJES DIGITALES. Es suya la melodía, es suya. Siéntese, dicen en su idioma binario. La silla metálica, minimal, está suntuosa en el medio, mirando a la pared opuesta a la donde antes estaba la puerta. El suelo es una tabla de ajedrez. Ausencia de colores. Dos baldosas contiguas se levantan a la altura de su mentón y forman, materializan sin magia un tablero táctil. EL VOLUMEN DE LOS RELOJES DIGITALES SUBE HABLAN MUY RÁPIDO EN SU IDIOMA BINARIO Y DICEN APRETÁ LOS BOTONES O TE MORÍS.

miércoles, 12 de julio de 2017

0101010101

cómo llueve sobre un vidrio
caen las gotas
que se dividen dividuales
en un mundo que corre en freeways
por puntitos blancos
una línea gris
y las gotas descompuestas en 010101010
van
cuadraditos de información
números con documentos
código vital que late
tatuado en mi espalda
respirando contra mis costillas
de 10101010

lunes, 10 de julio de 2017

estar con fiebre

el cuerpo me anda cómo en una pava
que descarga su agua en una olla
mal lavada
gusanitos tempran
burbujea sin rumbo
mi cabeza en un barco
de madera sin estribos
acompaña la explosión
de una burbuja que se desparrama
alcanza a llegar afuera
donde yo quiero estar pero las velas
van en un remolino de calor
hacia una sopa viscosa
mal colchón
mareante
nauseas
ojos sin foco
extraños en las cavidades
se eyectan sin fuerza
débiles cómo mis brazos

lunes, 3 de julio de 2017

Texto libre en un andarivel de natación donde nadan orcas, pisando cada tanto un estrado de madera. Cantan personas flacas y finitas. Todxs (TODXS) tienen pelo tazón que le tapa las cejas pero no los ojos, porque son hermosos. Es un telón de la cara que acaricia en colores rojos. Duerme en pisos marrones. Las suelas todo lo pisan y la libertad de un texto libre. Me encierro en cuadrados de papel. En cajas de fósforos que trajiste de Bohemia aunque ya no existe. Adentro trajiste monedas que me gustan. Tienen caras de gente que parece importante y plumerossssss en la cabeza. Rulos llenos de algodón y pompa. Perfumada con dólares y extracto de continente africano. Flor explotada por los buenos humanos de la humanidad correcta. En palacios versan, en palacios viven. Los palacios son reliquias porque la burguesía tuvo que transar tan fácil todo no entonces los conservan. Mejores ejemplares, redes de contacto que fortalecen la raza depredadora. Sus lenguas no son filosas pero clavan dagas con miradas.

domingo, 2 de julio de 2017

alcantarillas

Las alcantarillas tapadas
de basura
explotan a borbotones
nadie intenta liberarlas
solo yo
debajo de la lluvia
con mis manos
cansado
el chorro sigue
me golpea cómo un solo puño
es una pelea
se esparce como mis pensamientos
me tira
quedo en el suelo
flotando en ideas de mierda
la basura de las calles
se agolpa
aunque luche
me cubren
cuando saldrá el sol