miércoles, 25 de octubre de 2017

pantalla azul

bichos supernumerarios
en una pantalla azul
en una pradera azul
sin árboles y con casas de madera
sin números pero numeradas
cincuenta veces patean el suelo
nunca la tierra se abre
la información no sale del papel
corren entre los esqueletos de
arbustos que ya cumplieron
su obsolencia
su óxido cubre
naranja
su piel
costra que no se derrite
ni se lava
choca contra mis dientes
rechina cómo muerte
pasto sin viento
no se mece ni nadie
puede decir
palabras sabias sobre él
sobre las ovejas sin rulos
enmarañadas de títulos
de proyecciones gráficas y numéricas

lunes, 23 de octubre de 2017

Comienza el mes y las facturas pasan de nuevo por debajo de la puerta. Constancia admirable y necesaria, pocxs la tienen. Ellas llegan, sin embargo, cómo por arte de magia. Nunca se ve bien quien las deja. Allí están, retozando en el suelo, asomando la carita y saludando con números y fechas de vencimiento. Hay que guardarlas por mucho tiempo. Es un papel especial.

lunes, 16 de octubre de 2017

La profesora de Filo dice que en vez de poner cumbia en los colectivos leería la crítica de la razón pura en alemán y en voz alta.

martes, 10 de octubre de 2017

Soy consciente e inconsciente de mi existencia. Mi vida pasa sin apuro pero rápido, pasa al costado y me atraviesa. Una sarta de imágenes que recuerdo y no vivo, viví pero quedó solo eso. Los días que pasan y se camuflan en la memoria, toman forma de memoria pero no hay nada atrás. Componen un viento que no toca, un viento de mente. Una calle azul me acuerdo no me acuerdo no sé si lo armé en mi cabeza o las cosas pasan en serio. Solo un cansancio, un trajín de vuelos mentales, una sobreestimulación torpe, tonta. El subte recorriendo imágenes del negro y de las luces de neon. La carreta que me arrastra y aún así la fuerza de los brazos para no terminar con la cara despedaza. Veo las luces oblicuas, las personas truncas, los gritos ahogados y fugaces. No me quejo, es inevitable, es invariable su avance, su carrera. Me raspo y siento la tierra. Entonces me doy cuenta de lo que ví, de que lo ví inútil, mal. Lo ví inentendible, descifrado a medias por mi inteligencia entorpecida por ruedas que me llevan. Mi voluntad está atada y no quiere, apenas intenta.

lunes, 2 de octubre de 2017

minimal

Paró la lluvia y se levantó un olorcito a tierra. El sol lo condensó. Un perro pasaba por la plaza, atadoencadenado por su humano, que tenía unas crocs mostaza. Era un perro muy lindo, negro, ruloso o no. Quiero que quede claro lo negro del perro. Era un perro muy negro y armónico, un perro con líneas, un perro lineal, un perro linealmente negro, un perro lineado, un perro oscuro y con líneas rectas. Rectas muy rectas, rectas con regla y escuadra. Recta con ángulos rectos de compás, de cuadrados de paint. Perro rectangular, es decir con cuatro ángulos rectos y dos lados más largos. El perro caminaba describiendo ángulos rectos. Cada movimiento dejaba su pata en ángulos rectos. Cuando levantaba la pata quedaba pararela con el suelo. Paralela formalmente, paralela pitagórica. Cada paso una paralela y un ángulo recto. Paralela ángulo recto, paralela ángulo recto. Su humano también paralela ángulo recto. Sus crocs tenían forma geométrica también. Forma rectangular geométrica, con agujeros cuadrados. Cuadrados es decir cuatro lados iguales todos formando ángulos rectos. Ángulos rectos: ángulos de 90º. Sus piernas eran un tubo. Un tubo con pelitos. Un tubo con pequeñas líneas rectas, no curvas, rectas. Rectas secantes, cortaban al tubo de manera que se formaba un ángulo de 90º. Una pierna con ángulos rectos. La rodilla era una esfera. Una esfera en la que el radio daba 3,1415 etc. Esa cifra está truncada: es pi. No soltaba al perro, no. Lo tenía atadoencadenado con su correa. La correa era roja y oblicua. Oblicua con relación al suelo, o sea, no era paralela, sino que si uno dibujara esa línea recta y oblicua sin cortarla, tocaría al suelo. De manera que era recta, oblicua y roja. El ángulo que formaba el suelo y la soga era de más o menos 45º. Por lo rectas que eran las líneas aseveré que era de 45º, sin dudas. Aseveré tiene muchas letras e, que es la letra más repetida en el españolcastellano. Otra cosa repetida eran los pasos del dueño y el perro. Paralela ángulo recto (90º). Pasaron debajo de un árbol. El árbol tenía dos colores: marrón y verde. Marrón era el color del tronco, que era también un tubo, cómo el humano del perro. El tubo tenía líneas negras o marrón más oscuro, en bastones, paralelas y secantes con el suelo. Con el suelo formaban ángulos de 90º. El verde era un cuadrado, o el cuadrado era verde. Cuadrado verde. Así era el árbol, un árbol hecho de paralelogramos, o mejor dicho con forma de paralelogramos. Arriba del árbol paralelográmico o paraleloso, estaba el cielo celeste. En el celeste cielo había unas nubes grises, pero lejos: en la línea recta del horizonte. Juntas eran una pintura de Mondrian gris. Rectangulito rectangulito cuadradito cuadradito gris gris gris. Si estuvieran cerca de mí sería rectángulo rectángulo cuadrado cuadrado etc. Cerca de mí caían gotas. Su estructura era piramidal, cómo las pirámides de Gizah, pero mucho más chiquitas. Del tamaño de un alfiler y miles. Llovían cómo números de la matrix pero no verdes, cómo uno los imaginas, sino blancos. Cuando chocaban con el suelo seguían blancas pero esféricas y no piramidales. Pasar de pirámide a esfera es un movimiento interesante. Tanto cómo el Sol circular, perfectamente circular. Amarillo. Tirando a naranja. Cómo buen sol, profería rayos. Rayos en línea recta. Cada uno equidistante del otro. Llovían gotas piramidales y había sol circular con rayos en línea recta: se casaban el diablo y una bruja.