sábado, 11 de noviembre de 2017


El sufrimiento es despreciado en nuestra cultura. El sufrimiento importa. Vale sentir en cada fibra el dolor, el abatimiento o a veces la contracción que nos mata, que nos fatiga. Se jerarquizan los sentimientos y el que quedó más abajo es el que nos causa displacer. No hay que sentir dolor es una norma. Pero hay que sentirlo. Es un sentimiento más, una energía que reacciona, que vive en nosotrxs. No vale menos que nada. Por qué evitarlo, por qué ponerle excusas. El dolor enseña, el dolor cura. El dolor duele, y eso es lo importante. La tristeza es algo puro y tan hermoso cómo cualquier otro sentimiento que mueve la carne. La tierra tiene también señales de tristeza en los árboles caídos, los lamentos del ave, un aullido de perro. El agua que se va y no vuelve, el fuego que quema. La tristeza no tiene finalidad, es simplemente eso. Un estado de la energía.

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